Nos gustaría compartir con vosotros este interesántisimo artículo leído en el diario Expansión.
Las nuevas tecnologías e Internet han revolucionado el mercado del disco dando salida a nuevas artistas alternativos que hasta ahora no podían hacerse un hueco. Los músicos que no tienen el apoyo de una discográfica deben espabilarse por su cuenta.
El panorama musical está en plena ebullición. Si hasta el momento el esquema habitual se componía de un grupo de música, el productor, un contrato, la grabación de un disco y su promoción a través de la televisión, la radio o la prensa escrita, este modelo «se ha agotado», explica Max Sunyer, presidente de Unió de Músics de Catalunya. Internet y las nuevas tecnologías han arrastrado a la industria discográfica y a los artistas emergentes a una vorágine sin pautas preestablecidas y sin un rumbo fijo.
Cambio de mentalidad
Hace falta «un cambio en el modelo de en el negocio», dice Sunyer, que pase por analizar las nuevas vías de distribución. Actualmente, un grupo de música tiene a su alcance diferentes maneras para difundir su obra.
Los conciertos en directo son una posibilidad. Otra opción es la venta a través de Internet, aunque es un «formato nuevo que abre muchos frentes», opina el presidente de la Unió de Músics. Una tercera opción, bastante utilizada por los músicos emergentes, es la venta directa del producto a bolos, explica través de los Lluís Cabrera, fundador del Taller de Músics de Catalunya. El grupo «graba un CD en su casa y lo vende en una mesa durante el concierto», relata Cabrera, quien considera que es una forma eficiente «ya que es más fácil vender el producto en caliente».
Fenómenos musicales
El grupo catalán Manel ha sido el último gran éxito, incluso alcanzó el primer puesto de ventas en España. Otros grupos como Love of Lesbian o Els amics de les arts también han llegado lejos. Para Judit Llimós o Dolo Beltran es fruto de un largo trabajo. En cambio, Lluis Cabrera es proudente y alerta sobre los bombazos juveniles que se producen de forma rápida. En su opinión, un grupo es bueno si logra mantenerse en la palestra «durante ocho o diez años», de lo contrario «quedará en algo de jóvenes», afirma Cabrera. Algo que superaron grupos como Sopa de Cabra o Sau, que tras años de ausencia aún son un reclamo.
Un clásico que no falla y da buenos resultados es el «bocaoreja» que actúa como «una espiral que arrastra público», dice Judit Llimós, directiva de la productora The Project.
Llimós, que es consciente que «el mundo discográfico está complicado para los grandes y los emergentes», cree que los festivales son una buena salida que «respalda a los artistas», y que cada vez más «las redes sociales son más efectivas».
Una nueva era
Internet «ha abierto las puertas a gente que antes se quedaba en la mesa de la discográfica», apunta Dolo Beltran, del grupo de música Pastora. La voz de este trío catalán, que empezó de cero en 2000, reconoce que es «difícil trabajar en esta situación» en la que las fórmulas antiguas no funcionan pero, al mismo tiempo, «nadie sabe cómo debe hacer la promoción de un disco».
Según Cabrera, las cosas cambian a favor de los artistas alternativos. «Puede ser un tópico»perolasnuevastecnologías «han roto la pirámide», apunta el representante del Taller de Músics, porque los artistas de generaciones anteriores «habían vetado a los jóvenes privándoles del acceso a la sociedad», añade.
El principal inconveniente es «el papel individual de los músicos», señala Lluís Cabrera, porque los artistas deben ser «autodidactas, arriesgados y activos para moverse solos» en una primera fase. Max Sunyer es más rotundo y sentencia que «nadie apoya al artista». No es cuestión de presupuesto sino de trabajar a fondo. «Si tu trabajo es bueno puedes hacer de todo», señala Beltran, cuyo grupo está representado por Sony.
El presupuesto ya no es un hándicap como antes, ya que con las nuevas tecnologías el mismo grupo puede grabarse un CD en el ordenador. «Hacer una maqueta es barato», dice Cabrera, quien calcula que la maqueta de un grupo nuevo oscila entre los 1.000 euros y los 6.000 euros, dependiendo del artista y la discográfica.
Futuro
Todo cambia muy rápido pero se precisan nuevas fórmulas. Aprovechar los recursos de la red y organizar concursos es una salida factible para el presidente de la Unió de Músics. Grabar los discos en directo y venderlos sería la otra posibilidad.
Por otro lado, las discográficas «podrían comercializar a través de portales de música pagados», sin olvidar una ley de la piratería «para evitar descargas ilegales», añade.
Fuente: Expansión.com
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